El objetivo que se persigue, el modo que se utiliza para alcanzarlo, la forma de vincularse al contenido, la relación que se establece entre los alumnos y el contenido, todo eso esta en relación directa con quienes somos como seres humanos. No existe un prototipo de docente ideal: ya sean enérgicos o no, melancólicos o alegres, tradicionales o renovadores, todos pueden ser eficaces en diferentes situaciones. El secreto parece estar en comprender sus propias debilidades y fortalezas, sus preferencias y disgustos, de manera que se adopten estrategias compatibles con ellos mismos.
Entramos a un aula donde una docente da clases a alumnos de quinto grado de la escuela de primaria. Todos en la escuela dicen que es una buena maestra, sus alumnos la quieren y respetan. ¿Qué es lo que hace que la hace ser buena? Para ello distintos observadores se dedicaron algún tiempo a participar en sus clases. Y se hace difícil decir que es lo que la hace “ser buena”.Pero sensaciones como encantados de estar allí, placer, frescura y autenticidad, vitalidad y energía aparecen reiteradamente entre los observadores.
En toda situación de enseñanza existen mensajes implícitos que se vinculan directamente a las características de los docentes, sus modos de enseñar y la relación que establecen con sus alumnos. Reflexionar acerca de estos aspectos es parte importante del análisis pedagógico (análisis que contribuye, además, a la tarea del docente al diseñar una buena situación de enseñanza).